lunes, 20 de mayo de 2019



Profundizar la protección y el rescate de las semillas criollas para Garantizar la soberanía alimentaria


En El Salvador, al igual que en otras regiones del mundo son las grandes corporaciones las que están decidiendo el sistema de alimentación, basado en la siembra de semillas mejoradas y genéticamente modificadas, a pesar de que estas han demostrado su fracaso e ineficiencia y por el contrario producen contaminación de agua, suelo, deforestación, erosión de la biodiversidad local e incremento del cambio climático.
 
Es lamentable que a pesar de los problemas ambientales y sociales que ocasiona esta forma de producción industrial, en el país se le sigue promoviendo con fuerte inversión de capital y donaciones gubernamentales de paquetes agrícolas generalizados sin tomar en cuenta la particularidad productiva de cada región, ahondando mas el deterioro ambiental y social que ha ocasionado en muchas zonas el abandono del campo o del  medio rural y la concentración de personas en las ciudades.

Por otro lado, es preocupante el  alto nivel de promoción que realizan las corporaciones agrícolas para invisibilizar la histórica tarea realizada por campesinas y campesinos en conservar, rescatar y mejorar constantemente las semillas criollas o semillas agroecológicas, con las cuales históricamente se ha alimentado a la humanidad durante los últimos 10,000 años. Estas semillas por su origen ancestral y gran experiencia evolutiva, su capacidad de adaptación climática, su diversidad, variabilidad genética y por su sostenibilidad para el futuro, son de mucha importancia.


Ante dicha situación CESTA y el Movimiento de Víctimas de Afectados y Afectadas por el Cambio Climático y Corporaciones MOVIAC consideran que no puede haber soberanía alimentaria sin semillas criollas, por lo que su conservación y rescate es ya una de las principales luchas campesinas. Además, se reconoce que para poder avanzar en la conservación y preservación de las semillas criollas y de los bienes comunes es necesario el compromiso con la justicia social y en consecuencia la igualdad entre hombres y mujeres, así como profundizar en el concepto de feminismos y soberanía alimentaria, de hecho la economía feminista está aportando mucho en los cuidados de los bienes comunes tanto en el medio rural como urbano.
Por lo tanto CESTA y el Movimiento de Víctimas de Afectados y Afectadas por el Cambio Climático y Corporaciones MOVIAC consideran que para poder garantizar la soberanía alimentaria de nuestro país es necesario:
Valorizar el importante papel que desempeñan pequeños agricultores/as al conservar semillas criollas, su conocimiento y lucha por la defensa de las semillas, las cuales son garantía de preservación de la vida y cultura de las comunidades.

Se modifique el enfoque de las políticas gubernamentales que apoyan el sistema alimentario de monocultivo y semillas hibridas; y por el contrario se destinen recursos para crear y fortalecer experiencias comunitarias de preservación y mejora de las semillas criollas.

Se promueva la investigación y se establezcan programas de rescate y mejora de semillas criollas.

Se valoren las semillas nativas y criollas, así como los saberes ancestrales ya que son parte de nuestro patrimonio, la identidad y la cultura de nuestros pueblos, fomentando el derecho de conservar, reproducir e intercambiar semillas.


Que el estado promueva en los departamentos la creación de santuarios de conservación de semillas criollas, que resguardan el patrimonio genético de los campesinos y campesinas.

Evitar el intento de apropiación de semillas criollas por parte de las empresas transnacionales, con falsos argumentos de proyectos de cooperación privados.

No puede haber soberanía alimentaria sin semillas criollas y tierra.



Notas periodísticas





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