Como un tributo a la madre tierra comunidades de diferente zonas del país se hicieron presente con productos orgánicos como mangos, aguacates, cocos, guineos entre otros como un simbolismo de culto a la fertilidad y a la vida.
Para iniciar la actividad se hizo una ceremonia indígena con la presencia de Roberto Henríquez, sacerdote maya que nos recordó la importancia de está tradición histórica, incluso antes de la llegada de los españoles en nuestras tierras y como posteriormente esa actividad se convirtió en una fusión religiosa e indígena.
La celebración del día de la cruz marca la llegada de la temporada de lluvia y el nacimiento de las flores y de muchas frutas en el país, por lo que el sacerdote maya agradeció por todo los alimentos que ofreció la madre tierra en e 2014 e hizo votos para obtener una mejor producción en la nuevas siembras y cosechas de la presente temporada.
En la celebración realizada en la plaza cívica de San Salvador no podía faltar la buena música de grupos musicales por lo que se invitó a artistas locales como el grupo los Hernández del municipio de Tenancingo y a un grupo de jóvenes talentos del Bajo Lempa que impusieron la alegría y el animo del público asistente.
Sin embargo, en la actividad central y el punto principal de la feria fue el intercambio de semillas criollas entre agricultores y agricultoras de comunidades procedentes de Santa Cruz Michapa, Tenancingo, San Martín, Santo Tomas, Santiago Texacuango, San Bartolome Perulapía, Suchitoto y de comunidades del Bajo Lempa, de esta manera se da por culminado el evento organizado por el MOVIAC.
Comunicado de Prensa que se elaboro y entrego en la feria de semillas.
El actual sistema alimentario que promueve la siembra de monocultivos, el uso intensivo de insumos químicos sintéticos y la siembra de semillas mejoradas y hasta genéticamente modificadas ha demostrado su fracaso e ineficiencia generando a lo largo de su promoción contaminación de nuestro medio ambiente (agua, suelo, deforestación, erosión, etc.).
La política agrícola actual, impulsada por el gobierno a través del Programa de Agricultura Familiar (PAF) es la misma reproducción de este sistema alimentario, un ejemplo es el presente ciclo agrícola, el gobierno ha invertido más de 18.1 millones de dólares en la compra de semilla mejorada y abono químico sintético. La escasa asistencia técnica que brinda el gobierno a través del CENTA continúa fomentando el modelo de la revolución verde ignorando por completo los efectos de deterioro ambiental y social que han ocasionado con la aplicación generalizada de los paquetes agrícolas sin tomar en cuenta la particularidad productiva de cada región.
El programa gubernamental tiene como idea central que es a través de la semilla mejorada y el paquete de agrotóxicos que se puede producir cosechas que mejoren los ingresos de las familias rurales y hacen estimaciones ilusorias, por ejemplo 400,000 paquetes entregados producirán 20,000,000 de quintales de maíz, sin considerar aspectos importantes como la tenencia de la tierra, la falta de recursos para completar las compras de agrotóxicos y principalmente la vulnerabilidad de las llamadas semillas mejoradas a la variabilidad climática,
El argumento sobre las semillas criollas es
que son del pasado y la innovación está en las semillas mejoradas y
transgénicas, situación que lleva a una amenaza mayor, particularmente la
intensión del titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería, de introducir
semillas genéticamente modificadas (OGM) promoviéndolas como de mayor
producción, de resistencia a sequías y semillas de mayor adelanto agrícola.
Dicho planteamiento suscita el desaliento en las familias para que siembren semillas criollas caracterizándolas como un proceso de atraso y que deben de modernizarse; el enfoque que se percibe es totalmente economicista, puesto que ignora por completo aspectos culturales y de identidad, ya que las semillas criollas han alimentado a la humanidad por más de 10,000 años y es el sustento actual de miles de agricultores/as marginados.
Dicho planteamiento suscita el desaliento en las familias para que siembren semillas criollas caracterizándolas como un proceso de atraso y que deben de modernizarse; el enfoque que se percibe es totalmente economicista, puesto que ignora por completo aspectos culturales y de identidad, ya que las semillas criollas han alimentado a la humanidad por más de 10,000 años y es el sustento actual de miles de agricultores/as marginados.
Ante esta realidad las comunidades campesinas, pueblos indígenas, consumidores/as manifestamos:
- El rechazo al monopolio corporativo de empresas semilleras transnacionales como Monsanto, Bayer, BASF, DuPont, Dow y Syngenta, que controlan el 67% de esta industria a nivel mundial.
- Rechazamos las políticas agrarias que promueven la siembra de grandes extensiones de monocultivo de caña de azúcar y sobre todo denunciamos las intensiones del titular del Ministerio de Agricultura y Ganadería que pretende evaluar y posteriormente difundir cultivos de maíz transgénicos, lo que provocaría contaminación y erosión genética y cultural, con resultados de mayor deterioro y pérdidas de nuestras semillas criollas.
Exigimos respuestas adecuadas del Estado
para que:
- Se exija a las entidades de investigación como el CENTA su involucramiento en programas de rescate y mejora de las semillas criollas, en lugar de promover y validar semilla transgénica que traerá mayor erosión genética.
- Se exija y se alerte sobre el retiro del mercado el Glifosato que se usa frecuentemente como herbicida, según una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el glifosato es el máximo referente mundial en el área de salud que ocasiona cáncer, dicha organización ha confirmado que existen pruebas que el herbicida puede producir cáncer en humanos y animales de laboratorio y también causo daño del ADN y en los cromosomas en las células humana.
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